19 septiembre 2011

del taller de Laiseca. Buenos Aires, 2008.


lo peor de todo es llegar a la casa, cambiarse el uniforme de trabajador responsable con horario de oficinista mal pagado y encontrar el mono ambiente como una clara evidencia de la soledad. lo peor de todo es regresar a ese minúsculo espacio y enfrentar la realidad, esa que habita en la cabeza. cerrar los ojos tal vez, con fuerza, apretando también los puños, como queriendo, con ese acto, escapar.
las pastillas en el velador, mezcla barbitúrica de colores para controlar el sueño, el ansia, la desesperación; medicado por un especialista que no hace que los fantasmas se vayan. noche de pesadillas; la azul para dormir, la amarilla para relajarse. buscas y no hay ninguna contra los sueños.
las imágenes se repiten, vuelven siempre. al pie de la cama una figura se muestra roja y gigante, avanzando siempre hacia ti, riendo. sientes el calor, la fiebre recorriendo tu cuerpo, delirio absoluto de la oscuridad. quieres llorar, controlar el miedo, huir lo más lejos posible, pero siguen ahí, se convierten y mutan, pasan del rojo al naranja, buscándote.
levantas la cabeza y los ves, siempre al pie de tu cama, mirándote e intentando alcanzarte. sientes que tu corazón va a estallar. gritas, sin sonido, solo abres la boca y en ese momento caes rendido. ya no hay seres extraños, ni momias persiguiéndote. las presencias que te habitan y descontrolan se han ido. aunque sabes que no habrá calma, porque tienes claro que al día siguiente, hagas lo que hagas, volverán.

No hay comentarios.: